Corrían los últimos de los
ochenta y los primeros de los noventa. En España, en Europa y creo que, en todo
el mundo civilizado, si es que hay o ha habido alguno, un fuerte movimiento que
luchaba por potenciar las energías renovables: Eólica, fotovoltaica, biomasa, marina
de corrientes y de las olas, geotérmica y alguna más.
Cuando se configuraron las
autonomías, tonto de mí, pensaba que era bueno, siempre conocerán mejor las
necesidades de una región aquellos que están cerca que los de Madrid. Lo que
nunca se me ocurrió pensar, es que las autonomías pasaran a ser “autonosuyas”,
con normativas diferentes en todo o casi todo. Que un maestro o un médico, titulado
en Galicia, no pueda ejercer en Cataluña o en Baleares, me parece una
burrada tan grande que no me cabe en la cabeza, mucho menos, que lo estemos
permitiendo sin montar un follón diario en cualquier facultad de España o a las
puertas del Congreso, que es ese lugar dónde se ríen de nosotros cuando van y
si no van, se ríen en otra parte. Es verdad que en unas legislaturas más que en
otras, esta se lleva la palma.
Con relación a la energía
eólica, le oí a alguno, en aquellos años, pedir que, si en su autonomía se
ponían aerogeneradores, lo suyo era que se construyera, en ella, una fábrica de
palas. Cómo si la economía de escala no existiera.
Ha tenido que venir el COVID
coronado, este maldito que ha dejado, solo en España, más de cuarenta y ocho
mil muertos, para que estos REYEZUELOS DE LAS TAIFAS AUTONOSUYAS se den cuenta
que la normativa tiene que ser igual para toda España.
Ahora, ESTOS GENIOS DE LA
POLÍTICA, se dan cuenta del error que significa ir por libre y están pidiendo que
se aplique una norma para toda España. Estos, más amigos de su sillón, que de preocuparse
por el mejorar el bienestar de sus “paisanos”, no se han dado cuenta, hasta
ahora, del desastre que significa tirar cada uno para un lado.
Lo que está pasando con el
COVID, pasa con cualquier otra cosa que se toque. Esto de que se apliquen
determinadas normas con carácter nacional, nada tiene que ver con el
pensamiento único que nos quieren implantar cuatro “tíos con pasta”, que compran
voluntades políticas de todo tipo para convertirnos en zánganos o en obreros de
su colmena.
Una cosa son las normas de
construcción básicas y fundamentales de un edifico, que debieran ser las mismas
en todas partes, por seguridad, funcionalidad y habitabilidad o las que fijen
los que saben del asunto, y otra es, que tengan que ser idénticos, y uno no
pueda pintarlo del color que se le antoje o darle la forma que más le guste.
Hay cantidad de ejemplos que
demuestran que, aunque seamos diferentes y tengamos nuestra libertad, hay cosas
en las que tenemos que coincidir y aceptar todos, no cómo un Iglesias que anda
suelto, que habla del jarabe de palo, pero solo es bueno el suyo. Este si que
ha conseguido una “buena taifa” y no la que tienen los presidentes de las EUCC.
Cuidaros y pasadlo bien.
Andrés
.. NICANOR ¿Cómo andas?
¿NO ESTOY SEGURO DE QUE TE HAYAN ENTENDIDO LOS
TAIFEÑOS?
.. ¡No, HOMBRE NO! Si se las
saben todas. ¿Es que no ves lo bien que andamos? Somos los que votamos, los que
no nos las sabemos. ¡Mira que como sea verdad este cuadro me ha llegado por las
redes! Vamos a andar más que listos.
¿Te das “cuen”, cómo se
superan los del progreso?
Y LOS DE LA
CAVERNA. ¿NO TOMAN NOTA?
.. Ahí están, haciéndose “mimitos”…
No se ponen de acuerdo ni para votar una moción de censura, ni para no aprobar
los presupuestos.
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