domingo, 24 de marzo de 2013

IR CONTRA LA RACIONALIDAD DE LAS COSAS



Es asombrosa la capacidad del ser humano para ir contra la racionalidad de las cosas. Tengo mala memoria, así y todo, algunas cosas se me han quedado grabadas como si alguien las hubiera programado para que permanezcan en mi cabeza. No hace mucho se discutía en todas partes acerca de la asignatura EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA. Cuando yo estudiaba bachillerato se llamaba FORMACIÓN DEL ESPIRITU NACIONAL. Aprendí en aquellas clases que una de las obligaciones del Estado era hacer aquello que la ciudadanía no hacía por falta de interés, falta de medios económicos o incapacidad de cualquier tipo. Si el tema en cuestión era de interés público el Estado tenía y tiene obligación de acometerlo.  Quien dice el Estado, dice el Ayuntamiento, la Diputación, la Autonomía y si el tema es de mayor envergadura esa obligación recae en el Estado. Así lo entiendo yo. ¿Por qué el Ayuntamiento va a la contra? Luego se harta de pedir colaboración. ¡Pero coño! ¿No tienes el poder? ¡Pues gobierna, no te llames andanas, no devuelvas la pelota! ¡Juégala y si no vales vete a tu casa!

La experiencia que he vivido en Mojadillas desde 1992, la relación con los Presidentes del resto de las urbanizaciones y con el Ayuntamiento desde el año 1996, año que me nombraron Presidente de Mojadillas, me lleva a razonamientos como este: Las urbanizaciones de Valdemorillo son, para el Ayuntamiento, algo así como la nada. Pero pagamos, a nivel de impuestos, más que nuestros vecinos del casco, a los que siempre agradeceré el detalle de colaboración con las urbanizaciones en el tema de la renovación de las redes de agua. Ellos pagan el IBI, nosotros también, pero ellos no tienen que preocuparse del mantenimiento de las calles, ni de barrerlas, ni de cuidar sus jardines o zonas verdes, ni de tirar las vallas o los edificios que se han salido de sus linderos, ni de arreglar las tuberías de la red de agua o de alcantarillado, ni de la depuradora, ni de reponer la infraestructura de sus redes o del alumbrado público (A nosotros nos pagan el consumo y a veces nos dan algún material), ni de pagar las licencias de vertido a la Confederación Hidrográfica del Tajo, ni a pagar un administrador que te puede salir rana, que salen. Seguramente hay más cosas que nos diferencian.

No podemos olvidarnos del agravio comparativo que supone que las últimas urbanizaciones que se han construido cerca del casco se han incorporado como tal, no se las ha obligado a convertirse en EUCC. ¿Qué hemos hecho los demás para merecer este trato? Como me dicen algunos amigos: Es que sois muy cerriles. Seguramente es eso, por eso se nos toma por el pito del sereno.
Leyendo algunas notificaciones recientes del Ayuntamiento a Mojadillas, es imposible que sea recepcionada ninguna urbanización de Valdemorillo. Me explico: Según se nos notifica, hemos de conseguir que los vecinos que se han apropiado de terrenos de uso público construyendo vallas fuera de lugar, retiren esas vallas a su sitio, de no hacerlo, nunca seremos recepcionados. En Mojadillas se habla de seis parcelas concretas, pero cualquiera que se pasee por la urbanización verá que hay unas cuantas más. No quiero jugarme la cabeza, aunque me valga para poco, pero estoy seguro que no hay en Valdemorillo ninguna urbanización con todos los linderos bien puestos. ¿Quiere esto decir que nunca seremos recepcionados? Si el Ayuntamiento no cambia de criterio, seguro que no. Desde hace unos cuantos años se oye que esto no tendrá solución hasta que el tema se lleve al Juzgado. Todo se andará. Claro que como funciona el Poder Judicial yo ya no lo veré, pero habría que hacerlo.

De esta situación tienen mucha culpa las urbanizaciones y los que viven en ellas que tragan con lo que les echen, sobre todo si se lo echa el Ayuntamiento. Así las Juntas directivas de las urbanizaciones barren para casa más que nadie y no hay forma de unirlas para nada, ni siquiera frente a problemas comunes como pueden ser las depuradoras, las redes de agua o la recepción.

Quiero agradecer a Don Gustavo Benito Ribagorda, Secretario del Ayuntamiento, la amabilidad y el respeto con que siempre me ha atendido, independientemente de que sus criterios y los míos en algunas cosas, se parezcan como un higo a una castaña.

Pasadlo bien. Andrés


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