viernes, 30 de septiembre de 2016

ENTRE COL Y COL, LECHUGA


Por eso de distraerme de las andanzas del no y no de Don Pedro Sánchez, sus penúltimas aventuras en Ferraz, un tanto quijotescas, y por huir un poco de las desvergüenzas “urbanísticas, ayuntamentiles, comunitarias y nacionales” varias, me fui a tomar un par de chatos al Asturcón con un amigo.

Llevaba la sana intención de arreglar el mundo, cortar unos cuantos trajes y disfrutar de la compañía. Apenas habíamos tomado el primer sorbito, cuando vi con cierta sorna y un tanto de guasa, cómo aparcaban los coches en una fila perfecta, al otro lado de la calle.

A unos cinco, diez metros, en el centro de la zona peatonal, ahora con adoquines rojos, un coche de policía vacío, vigilaba sin inmutarse el perfecto orden  con que seguían aparcando, uno detrás de otro, los coches, al lado de una señal de prohibido aparcar, si hombre, una señal de esas redondas, con fondo azul oscuro, con un aro rojo y una raya, también roja, que la cruza un tanto inclinada. 

Supongo que aparcaron allí el coche de policía para que todo el que pasase viera que en Valdemorillo también tenemos coches oficiales.

En un rato hice estas fotos:





              ESTA PARA DESPEDIRME

        Yo puedo entender que nuestro Concejal de Policía, Don Luís Entero Acedos, tenga a bien relajar la presencia policial y la vigilancia en el aparcamiento, lo entiendo porque Valdemorillo se está poniendo imposible en esto de aparcar. Pero, amigo Luís ¿Por qué no añades a la señal un cartelito que diga MAS DE QUICE MINUTOS? Dado que la calle es de una dirección, no pasa nada por aparcar en un lado y todos contentos.

Luís, perdona la broma y pásalo bien.


Pasadlo bien. Andrés

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