viernes, 9 de febrero de 2018

CARNAVALESCO O ENVIDIANDO A BOADELLA




Dos formas tengo
de deciros lo que quiero,
enfadado y cabreado
y mandaros al infierno
o… coger el salero y la guasa
y disfrutar de esta farsa.

Así rezaba un chascarrillo,
que al Pleno fue dedicado.
Ahora la envidia me come,
desde los pies a la calva,
por no tener, de Boadella,
el genio y la gracia,
solo quisiera, como él,
representar esta chanza:

Aquella mañana, mi amigo,
se levantó mal dormido,
ganas de guerra tenía y…
como un poseso, al Pleno,
llevó sus penas y sus desvelos.
Impávido, como un samurái,
aguantó las seis horas,
y, en ese instante glorioso,
en que la Autoridad regala
su derecho al pueblo,
levantó su mano y…
pidió el tiempo y la palabra:

Alcaldesa, mi Señora,
de su bondad espero
me deje salir, al centro
de la arena de este ruedo.

Por favor, suyo es el centro.

Allí, salió mi amigo,
más nervioso que atrevido,
empezó por los saludos:

Señora Alcaldesa,
Señoras y Señores Concejales.

Después, levantó sus brazos,
media vuelta se dio
y al respetable… espetó:






Señoras y Señores,
cierren los ojos,
imaginen la escena,
una música,
entre erótica y sensual,
llena la sala y este paisano,
con un movimiento sexi,
detrás de otro,
dejó caer un tirante, luego el otro,
luego sus pantalones viejos,
qué, para el caso,
da igual que fueran nuevos,
detrás se fue el abanderado
y luego…
con el más sublime y elegante estilo,
que imaginarse uno pueda,
hizo la mejor de las reverencias,
a los Señores de uniforme
que custodiaban la puerta.

Así, los Señores de la mesa,
como si dé un mapamundi
su estudio se tratara,
disfrutar pudieron de la vista
de aquellas reales posaderas,
con pelillos y cascabeles
y todos sus detalles,
no le faltaba de nada.
Luego…
vistiose, volviose y dijo:

Esto, que habéis imaginado,
es lo que todos los días
representáis para muchos.
“Idos, buen Cid,
en nuestro mal no ganáis nada”.
Dijo la niña al caballero
y yo vengo a deciros:

No es digno que vosotros
a este Pueblo sometáis
a esta mofa y este escarnio.
Iros en buena hora.

Perdonad a este vil juglar
pisoteado y dolorido,
su atrevimiento… si podéis.
Y si no podéis, que lo zurzan,
que mañana será otro día.

Pasadlo bien. Andrés

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