VALDESÍA. BIBLIOTECA
DE VALDEMORILLO
El
ser humano es un bicho complicado. Desde el amor al odio, desde la lealtad a la
traición, cientos de sentimientos nos embargan, nos confunden y nos impiden, a
veces, decir la palabra justa en el momento preciso. Pero somos atrevidos y
somos capaces de escribir cosas como esta.
Permítanme
los creyentes de todas las religiones que lea estas líneas como una oración por
estos dos amigos a los que no conocí y como hace muy poco he enterrado a mi
madre, junto a mi padre, permítanme, también, que sirva para ellos.
Esto
es lo que escribí en aquellos días.
REQUIEN POR DOS AMIGOS
Triste y
pesada es la carga
que los
cuatro hermanos llevan
por el
centro de la Iglesia ,
triste y
pesada...
Junto al
altar la han dejado
y vuelven…
vuelven
con el alma
rota,
y la cara
descompuesta
que otra
carga les espera
en la mismísima
puerta.
En las
gradas del altar
ya los
padres se han juntado
y un
silencio sepulcral
recorre
toda la Iglesia ,
que un alma
más no cave
bajo su
techo y sus paredes de piedra.
Una Misa
hemos oído,
ya la Paz nos hemos dado
y otra vez…
los cuatro hermanos,
por el
centro de la Iglesia ,
vuelven con
su dolor y su pena.
Por esa
calle, cuesta arriba,
camino del
cementerio,
en un murmullo
suave,
todo el
pueblo y con el alma
este
cortejo acompaña.
En medio
del campo santo,
juntos… los
dos se han quedado.
Ya les han
dicho el responso
y uno a uno
vamos yendo.
Que bien
describió el poeta
la crueldad
de este momento:
¡Dios mío…
que solos
se quedan los muertos!
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