Como
dice un amigo mío “Terminado el aquelarre de los días navideños os deseo que
este año 2013 os sea propicio y mejor que el 2012”, más o menos.
Tenía
entendido que un aquelarre era una reunión de brujas, una fiesta, con orgía o sin
ella. Como sé que mi amigo sabe un montón, seguramente utiliza la expresión
para llamar la atención sobre el sentido de estos días que, naturalmente, para
cada uno tienen un significado diferente y que depende de tus creencias, de si
eres comerciante o no, de si tienes trabajo o no lo tienes, si te pagan bien o
no, si temes perder tu trabajo o acabas de perderlo,... Dicho de otra manera:
Nuestros sentimientos y nuestro aquelarre particular son modelados por nuestras
circunstancias, también por nuestros políticos y aquí viene lo del Belén.
Era
el día cinco de enero, a eso de las ocho y cuarto, disfrutaba con mis nietos y
mi familia del retorno de los Reyes Magos calle abajo, en la Plaza del
Ayuntamiento, junto al coqueto Belén de los peluches gatunos, conejiles y
lechuzanos que, a falta de vaca y mula, expulsados del Portal por nuestro Papa,
acompañaban y daban calor a nuestro Niño y a sus Padres en estos días tan
entrañables, a veces.
Coincidí
con dos amigos de Mojadillas y nos alegramos de vernos y después, de los
saludos de rigor, me piden que trasmita a nuestra Señora Alcaldesa algunas
cosas: Que la urbanización está cada vez peor, que donde está nuestro IBI, que
ni siquiera pasa la barredora, que no hay derecho a que paguemos dos sueldos de
Alcalde, que trasmita al Partido que dejen de apretarnos las tuercas, que den
ejemplo,…
¿Por
qué no se lo escribís? Pregunté…
No
nos lo tomes a mal, no es nada personal contra ti, pero sabemos que tú tienes
un acceso más directo,…
Bueno.
Por mi parte dicho queda.
Seguramente
mi amigo tenga más razón que un santo en eso del aquelarre. Estamos viviendo
días duros y si miramos el ejemplo que nos dan o nos han dado algunos de
nuestros políticos, esto es un aquelarre elevado a la enésima potencia. Que
nadie se confunda, la fiesta no es para todos, solo para ellos, para los brujos
del poder.
Dicen
que los peluches han costado 500 euros. Aunque hubieran costado cinco ¿Qué falta
hacían? A lo mejor los ha pagado Doña Carmen de su bolsillo, de esa paga extra
que no se quitaron y que se descontarán a lo largo de este año en cómodos
plazos. Doña Pilar, no puede usted jugar con el pan de la gente.
Por
hoy basta. Pasadlo bien. Andrés
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