Estimado Pablo Iglesias:
Si
no te entendí mal dijiste refiriéndote a mis amigos del autobús de marras, ese
que habla de niños y de niñas, ese que tu alcaldesa Carmena ha encerrado en un
aparcamiento con vigilancia policial, dijiste “Son hijos del PP, tendrán esto y lo otro, pero no tienen cerebro”.
Amigo
Pablo, con todos mis respetos, prefiero ser hijo del PP que “fillo de mala nai”. Si no lo entiendes,
seguramente cualquiera de las Mareas gallegas te lo puede traducir.
Copiando
tu frase, ahora me explico que entre tus filas haya gente como esta:
-Una
“Señora o Señorita” que puede asaltar una capilla universitaria luciendo
palmito y que ahora se atreva a decir que los que han promocionado el autobús
de marras incitan al odio y se queda tan fresca.
Perdóname,
pero no tenéis vergüenza ni nadie que os la imponga. Vosotros sois los que estáis
incitando al odio intentando convencernos de que sois unos santos y que solo
vosotros solos sois la razón, los nuevos santos que poseerán la tierra. En mi
opinión sois la nueva inquisición disfrazada de corderos. Dios nos pille
confesados.
Me
dicen que dos niños saludaban con el brazo en alto. Yo saludé con el brazo en
alto durante años, desde los once a los dieciocho y canté el “Cara al sol”
muchos días. ¡Y qué! Nunca me enseñaron nada de lo que tenga que avergonzarme
hoy y ya tengo setenta y tres. Es mucho mejor saludar con el puño en alto, como
vosotros en Vista Alegre II, cantando algo que no entendí. Os faltaba la Hoz y
el martillo que supongo teníais debajo de la camisa.
Siempre
me hablaron del respeto a los demás, cosa, que tú, amigo Pablo, te pasas por el
arco del triunfo, tú y muchos de los que te han votado creyendo en tu santidad.
Tus
colegas de Valdemorillo, siguen tu ejemplo, sin saber lo que es una EUCC, se
atreven a gobernar el municipio, un municipio que tiene más de la mitad de sus
vecinos en urbanizaciones, muchas de ellas EUCC.
No
siento que estéis en el “candelabro”, que decía una de nuestras folclóricas,
siento que mis compañeros del PP se hayan vendido a este juego macabro del
compadreo desdiciéndose de sus principios, esos que no odian y que respetan a
todo el mundo.
Son
las cinco y media de la tarde, cambio de tercio, me voy a la Tertulia literaria
la Fuente, que ayer cumplió veintiún años.
Estaba
previsto que hablarían dos Señoras:
-
Támara Chenel, “La educación por la paz”, habló de paz, de paz interior, de un cambio social
que tenía que ser hecho por las mujeres y los hombres que quisieran
acompañarlas.
-
Margarita Darlington, “El eterno femenino”, habló de los abusos que los hombres habían ejercido a
lo largo de la historia sobre las mujeres, de la Ley LGTBI, y, como no, del
autobús de marras que calificó de indignante…
Ya
estaba yo caliente con lo que había estado diciendo Margarita desde que empezó
su charla y pensando que antes de hacer un disparate, lo mejor que podía hacer
era dejar la sala. Así lo hice. Estuve un buen rato en la calle, cuando se me
pasó un poco el “calentón” me senté en las sillas que están a la entrada del salón
de Plenos, seguí escuchando un relato infinito de lo mal que lo han hecho los
hombres a lo largo de la historia…
Terminada
la charla y, como es costumbre, se abrió un debate acerca de lo allí expuesto. Pasado
un buen rato, alguien dijo “A mi lado un Señor se ha levantado y se ha ido…” No
pude resistir el deseo de dar explicaciones y haciendo uso de eso tan manido de
“por alusiones” dije:
Perdona Margarita por haberme levantado y salir de la sala. No estoy de
acuerdo con muchas ideas tuyas, para nada. Estoy a favor del autobús y en
contra de la Ley LGTBI. Estoy harto de ver y aguantar un día y otro ese
machaqueo constante sobre el abuso de los hombres y los sufrimientos de las
mujeres, no voy a negar nada, la historia está ahí y los hechos son los que
son. Pero ya está bien. Debo haber vivido en otro mundo, nunca oí a mi padre
una palabra más alta que otra, tampoco a mi madre, se tomaban las decisiones a
la par. Éramos cuatro hermanos, una chica; si había que fregar o hacer aquel
jabón que se hacía con grasa y sosa caustica nos tocaba remover a todos por
igual. Más tarde tuve la suerte de trabajar en una empresa toda mi vida,
cobraban igual unos que otras, siempre dependiendo del puesto de trabajo. Toda
la vida ha habido esclavos de ambos sexos y los sigue habiendo. ¿A qué viene
tanta historia?
Para tu compañera (Perdona Tamara, en ese momento no me salió tu nombre, bien bonito,
por cierto, para que nadie me acuse de machista por esto, añadiré que Andrés,
también es bonito): Hablas de paz interior, ya me hablaban de esto cuando
tenía diez años y no entendía nada. Luego, a los dieciséis, diecisiete y
después de meditarlo llegué a entenderlo. No hay paz interior si no renuncias a
ti mismo, en todo, a favor de los demás, no solo de tu familia o de este o
aquél, la renuncia tiene que ser total y a favor de la humanidad entera, de otra
manera no hay paz interior; de esto estoy convencido. Luego dices que ese
cambio tenéis que hacerlo las mujeres y los hombres que quieran sumarse. Muy
mal, ese cambio o lo hacemos todos juntos y a la vez, o no hay nada que hacer. (Tamara pidió disculpas por su afirmación. Cosa
que agradezco)
Hubo
otras intervenciones, más interesantes que la mía, seguro, pero no tomé notas y
el tema da para mucho más.
Para esta corrida falta el último tercio,
ahí va:
Doña Gema ¿Qué tal está el patio? ¿Ya se han recuperado los dieciocho
de baja por el virus del 3X6? ¿Cómo va lo de escriturar los terrenos de uso
público de obligada cesión al Ayuntamiento, ese terreno que dicen ustedes que es
de las urbanizaciones? ¿Van a seguir mirando para otro lado en la calle Flor de
los Almendros números 7, 9, 15, 17, 19 y 21? ¿Y en la calle Amapolas 17? ¿Para
cuándo veremos ese Acta?
No
se olvide que, por hacerle caso al Ayuntamiento, Mojadillas se gastó treinta y
seis mil euros en el Juzgado. Ya que ustedes van a pagar los convenios
urbanísticos no ejecutados, podían apartar un poquito para Mojadillas.
Señor
Catalá, no repita usted más que la Justicia es igual para todos, no es verdad.
Señor
Ribera, ya va siendo hora de que ustedes sienten la cabeza y fijen su rumbo.
Señora
Cifuentes, después de lo aquí escrito, espero que entienda que vote por el
señor Asua.
Pasadlo
bien. Andrés
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