Esta es una palabreja que
define a la perfección lo que hay en mi cabeza y en esta España nuestra, tan
dignamente gobernada, “en funciones”, por uno de los mejores políticos que
conozco. No me digáis que no, lo tiraron por la ventana y de ahí pasó a
Presidente del Gobierno. Si esto no es manejar bien la cosa política, ya me
diréis que es. Si me paso o digo algo inapropiado, por favor, echadle la culpa
al CARAJAL.
Todavía resuenan en mi
cabeza las manifestaciones pacíficas en Cataluña, el Pleno del jueves, 17, la
reunión sobre recepción de las urbanizaciones, la charla sobre Teresa de
Calcuta, dentro del ciclo de este curso de la Tertulia literaria La Fuente, en
colaboración con La casa de Cultura, y van y me sacuden con una profanación en
directo de una basílica y de una tumba. Luego dicen que este es un país laico,
a mí me parece que es anti-católico, de otra forma, esto no habría sucedido.
Eso sí, todo dentro de la
legalidad más absoluta, no faltaba más. Yo creo que, cuando enterraron a Don
Francisco Franco Baamonde, también lo hicieron con la legalidad vigente ¿O no?
Otra cosa es que no tenían que haberlo enterrado en El Valle de los Caídos, ya
que él no fue un caído en esa guerra civil que perdieron los padres, más bien,
los abuelos de estos que mandan hoy y que, ahora, quieren hacernos creer que
están ganado.
Yo creo que hoy, salvo a la familia, cuya razón defiendo, los
demás no protestamos o no nos sentimos mal por el hecho en sí. Nos sentimos mal
por esta decisión que se ha tomado desde la revancha, que nadie me diga que se
cierran heridas, no me lo creería ni, aunque me doblaseis la pensión.
Franco estaba bien muerto, bien olvidado,
salvo una mínima minoría, eso sí, una minoría con los achiperres bien puestos y
dispuestos a quemar el Valle y Mingorubio, vamos con las sanas intenciones de
superar a los independentistas catalanes y dispuestos a hacer en un día lo que
los “torraos” en Cataluña hicieron en una semana. Por esto, nuestro buen
Gobierno, en funciones, montó una magnífica guardia pretoriana, así podría proteger un evento
que se desarrollaría en la más estricta intimidad, como habéis podido ver en la
tele de todos los españoles, que sí, que sí, que es de todos, que lo sé yo de
buena tinta.
Sin guasa ninguna, no sé
quién es más dictador si Don Francisco o Don Pedro, ese que fue, después de
esta movida, a depositar trece rosas a unas almas benditas de la caridad, unas
almas que dieron tanto amor como la Madre Teresa de Calcuta a los desgraciados que
se morían en las calles.
Don Pedro, por si no lo
sabe, hay un escrito en muchos cementerios que dice:
COMO
TE VES, ME VI, COMO ME VES, TE VERÁS
Un
paso más, me tragué toda la retrasmisión, con las entrevistas y
opiniones que se vertieron durante todo el evento. En mi vida he visto y oído
tanta miseria humana, tanto cinismo, tanta mentira, tanto insulto, tanta
cobardía, tanto partidismo, tanta manipulación, tanta ignominia junta como salió por la pantalla de
la TV de todos. Estoy por quitarla de mi lista de emisoras.
Han tenido que
esperar cuarenta y cuatro años, después de muerto, para explayarse y soltar lo
que soltaron. Tuvo que venir un Zapatero gloriosamente inspirado a crear una
Ley de Memoria Histórica, cuya finalidad en si misma puede parecer bien, pero
que se ha retorcido hasta el infinito, como tantas otras leyes.
He cantado el “Cara al sol”
más de mil veces y lo que me queda de aquel “adoctrinamiento político” y del despertar a la vida durante el
bachillerato en un colegio del Frente de Juventudes, el Calvo Sotelo de Orense,
es que el Estado tiene que hacer y ocuparse de aquello que es necesario para
mejorar la vida de la gente y que la gente no quiere hacer o no puede hacer,
por la razón que sea. Nunca me hablaron de odio.
Dicen que Franco lo dejó todo atado y bien atado, parece que no. Si creo, que lo
dejó organizado para que se pudiera llegar a la Constitución de 1978. Ahora, estos
salvadores de la patria la están rompiendo y, miedo tengo, que no volvamos al
36, después de pasar por Venezuela.
Por último, lamento
enormemente que la Iglesia se haya tragado esto, sus razones tendrá, a mí no me
las han explicado. Pero, que lo haya permitido sin decir ni pío, después de
haberlo llevado bajo palio y de haber sido salvada, en España, por Franco y
todos los que lucharon con él, muchos dieron su vida, no lo entiendo, no lo
entiendo… Ni siquiera por aquello de poner la otra mejilla.
Lo siento, mi ángel
bobalicón está alucinado y mi ángel endemoniado está rabioso y yo en un
CARAJAL, espero que vosotros no, por el bien de todos.
Pasadlo
bien. Andrés
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