Me encanta, me encanta, me
encanta ver cuando la gente se ríe de sí misma. No es nada fácil, siempre se
mete el orgullo por medio y no te deja.
Ayer, fui al Ayuntamiento a
meter por Registro uno de esos escritos míos que no sirven para nada, a juzgar
por los resultados, da igual ocho que ochenta, igual unos que otros, debo ser
el que circula en sentido contrario por una vía de dirección única.
Bueno, pues, ayer, mientras guardaba
la cola delante de la ventanilla, mirando al muñeco de madera, no pude por
menos de sonreír y decir en voz alta:
“Por favor, déjame hacer esta foto porque
no tiene desperdicio, Valdemorillo se reconoce a sí mismo en la figura de
PINOCHO, debe ser por las mentiras que nos dicen”.
Quiero entender que la Corporación
en Pleno sabe reírse de sí misma, por eso quiero felicitar de todo corazón al
artista por una idea genial, como pocas. También os hago saber que este detalle
me hace olvidar, de momento, el “olvido” que se hace de mis escritos.
Llega la NAVIDAD y después
el AÑO NUEVO, pelillos a mar.
Pasadlo
bien. Andrés
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