El pasado domingo 22 de
julio tuvimos en Mojadillas la Asamblea General.
Lo primero
que es necesario destacar, y es bastante triste, es la presencia en la mesa del
Presidente, solo, sin nadie de la Junta, le acompañaba solamente la nueva
administradora cuyo cargo se confirmaría a lo largo de la Asamblea. ¿Dónde estaba
el resto de la Junta? Estaban por allí, desperdigados, faltaba alguno. No me
digáis que no es triste que haya gente que se apunte a una Junta y luego no
sean capaces ni de hablar entre ellos y presenten la dimisión quince días antes
de la Asamblea. Estos por lo menos dimiten, los políticos aguantan, será porque
cobran.
Tenemos
mala suerte: En el 94, cuando tuvieron a bien, nombrarme Presidente, costó Dios
y ayuda poner las cuentas en claro, lo conseguimos a base de trabajar un montón
de horas con Félix Hipólito. Félix era un Señor mayor y se jubiló nada más
terminar con ese trabajo. Luego vino Javier Rodrigo, nuestro ínclito
Interventor Accidental en el Ayuntamiento. Creo que estuvo tres o cuatro meses
y de repente desapareció, hizo mutis por el foro. Trabajaba con él Marta
González Stepanian que se quedó con el encargo. Al final del verano aparece de
nuevo Don Javier arrepentido. No parece sensato desvestir un santo para vestir
otro, así pues se quedó la cosa como estaba. ¡Amigo! Al poco, vimos cosas raras
y despedimos a Marta para admitir a Jesús Correas (María Antonia Montiel y
Asociados). Estuvimos bien unos cuantos años y en estos dos o tres últimos se
nos ha montado un tinglado de padre y muy Señor mío. Tanto que la Asamblea nos
tiró por la ventana, tal como lo digo. El nuevo Presidente admitió al Señor
Merino que le fue propuesto por el resto de la Junta. No le ha durado ni un año,
la verdad es que era un maula. Finalmente estamos con Ana Belén Rodrigo que, de
momento, inspira confianza y que en dos meses ha tenido que reorganizar eso que
llaman contabilidad.
Con todo
esto, es peor suerte la sinrazón de algunos vecinos. Como se puede convencer a
alguien que compra una parcela con su escritura correspondiente y sus metros
claritos de que los defectos que tenga su cerramiento, colocado fuera de lugar
e invadiendo un aparcamiento público, es de su responsabilidad ponerlo en su
sitio. En este caso hay dos, los otros cuatro pusieron mal los cerramientos hace
un montón de años, cuando la urbanizadora, de acuerdo con ellos, puso la valla
ocupando el aparcamiento público. No les valen las siete sentencias que hay, no
les valen la carta que escribieron a la Asamblea pidiendo que les vendiéramos
ese terreno para así ponerlo en su escritura, no les vale que el Ayuntamiento
en su benevolencia les abra expediente urbanístico y les aplique una sanción
por ocupación de terreno de uso público, mucho menor que la que les
correspondería por construir una obra menor en terreno público, no les vale que
el Ayuntamiento no les cobre la sanción y se haga el “sueco”. Lo que les vale
es que se queden las cosas como están y no se les diga nada ni se les moleste.
Ellos si pueden molestar, porque aparcar en ese lado de la calle si incomoda a
la circulación y a los vecinos de enfrente cuando entran o salen de sus casas.
Ellos tenían que estar aparcados en el
aparcamiento que se han anexionado, ellos y cualquiera que quisiera hacerlo.
El
Ayuntamiento, ni mus, no solo eso, nos mete a la urbanización en una pelea
entre vecinos tan grande que estarán contentos los que aplican aquello de “divide
y vencerás”.
Según estos
Señores la culpa del disgusto que tienen es mía. Mía porque hice caso, como
Presidente, a la carta del Concejal de Urbanismo en la que nos envía un informe
del Arquitecto Técnico Municipal diciendo que es obligación de la Urbanización
hacer que los cerramientos estén en su sitio. Ya ve Doña Pilar lo bueno de su
gestión, fíjese si es buena que usted la hace y yo la pago. He pedido que
conste en acta lo que les manifesté a estos vecinos en la Asamblea del domingo:
“No os preocupéis, no os van a quitar la vallas, porque vosotros tenéis el
criterio que tenéis y los del Ayuntamiento son unos negados y en este asunto no
saben hacer la O con un canuto, son unos cobardes y están prevaricando desde el
5 de Septiembre de 1998, ustedes se quedarán con las vallas, pero alguno del
Ayuntamiento es posible que pierda su puesto de trabajo”.
Ya se que
lo de la prevaricación es fuerte y es el Juez el que lo tiene que decir, pero
es mi opinión y ya veremos lo que da de sí esta historia. Les aseguro que el
domingo, viendo a Cristian la impotencia y la rabia contenida que a duras penas
sujetaba, pidiendo vivir en paz con su familia y su hija, que ya se ha caído en
la entrada porque el Ayuntamiento no le da licencia de obra para arreglarlo,
estuve a punto de renunciar a todo. No lo haré, lo siento Cristian, nadie tiene
la culpa de que a ti y a Antonio os hayan engañado y ahora queráis que paguemos
todos los demás el pato.
Pasadlo bien.
Andrés
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