El pasado viernes estuve en el
TRIVIUM FILII. Su “alma mater”, que no lo sería si no fuese por la
colaboración, el interés por su trabajo, la dedicación, el buen hacer y el
afecto a raudales de los profesores y tutores que la acompañan, nos había
invitado a la fiesta de fin de curso. Allí nos presentamos la niña con la que
me casé hace treinta y tres años, mi otra hija y mis dos nietos.
La primera sorpresa es que me
encontré con todos los alumnos del centro, sus padres, todos los profesores,
los tutores y otros tres o cuatro niños de la edad de mis nietos y que no
dejaron de corretear entre los que allí tomaban un refresco, un piscolabis o
bailaban desenfrenados al ritmo de la música de Luís, que desbancaría a
cualquier disc-jockey, en castellano pincha discos, perdón, ahora parece que
tenemos que decir español en vez de castellano, no se a cuento de qué.
El ritmo y la envidia me arrastraron
en aquella magnífica vorágine de
compañerismo, juventud y buenos deseos y bailé con mi Señora lo que pude que ya
nos pesan los años.
Diréis que a qué viene esta historia.
No conocéis el TRIVIUM FILII, pues yo os lo cuento:
El TRIVIUM FILII es un centro escolar
pequeño, muy modesto, dirigido por Aurora, mi primogénita, os lo digo para que
podáis entender que si barro un poco para casa lo consideréis como algo normal
y podáis admitírmelo. Si algo puede caracterizar este Centro es la vocación que
impregna a todo el equipo de profesores y tutores que le dan vida. A pesar de
los recursos que son escasos, todos luchan día a día por esos chicos que, un
poco zarandeados por las circunstancias y avatares de la vida, se han
encontrado un poco perdidos y desorientados y al final de sus grandes o
pequeñas escaramuzas han encontrado el corazón y los brazos abiertos de estos
amigos que les enseñan, los cuidan y los orientan en estos momentos de su vida
que es tan comprometido y que no les resulta nada fácil.
No puedo terminar estas líneas sin
dos comentarios:
- El primero es de agradecimiento a la
Policía de Villanueva de la Cañada por su afecto y dedicación a los chicos del
TRIVIUM FILII, siempre han estado ahí cuando han hecho falta, siempre con una
cara amable y a lo que fuera necesario. Gracias y me atrevo a pensar que las
puedo dar también en nombre de todos los que de alguna manera están
relacionados con el Centro.
- El segundo está relacionado con las
Instituciones del Estado a todos los niveles. Se y me consta que estamos en
tiempo de restricciones, ajustes y apretones de tuercas, pero este tipo de
centros que se dedica a devolver la ilusión a chicos que la tenían casi
perdida, se merecen algún tipo de ayuda. Dejo elegir esa ayuda a los especialistas de las Instituciones,
ellos sabrán, mejor que yo, el modo en que pueden colaborar.
Pasadlo bien. Andrés
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