domingo, 27 de julio de 2014

LA PARCA


Siento como se acerca la Parca,
tan callada…
con su capa negra
y su blanca calavera.
Se desliza suavemente
sobre un terciopelo verde,
no necesita guadaña,
bien lo sabe.
Le basta con su sonrisa macabra.
Los huesos ya se desarman,
los tendones ya se rompen…
y los músculos… 
se deshilachan como ropa vieja.
Ya la vista no me alcanza
a divisar las fachadas
de las paredes...
de las parcelas de enfrente.
¡Ni la Parca con ellas puede!
Una Pilar, una Carmen
y un Miguel Ángel
reforzaron sus cimientos,
que seis HOMBRES, donde los haya,
ya los habían hecho buenos.
Estos seis y más de un ciento,
en Valdemorillo,
se adueñaron de medio Pueblo. 
Yo no creo en el infierno,
pero si hubiera,
allí me veré con ellos.

NOTA: En estos pensamientos andaba antes de pasar por el Hospital de El Escorial. Ya he vuelto y me atrevo a decir que, como  una cosa no quita la otra, por lo que más quiero, os deseo de corazón, a todos, si a todos, a mis vecinos de enfrente y los de la mesa del Pleno de Valdemorillo, a todos  que no tengáis que pasar por una experiencia como esta de la que estoy recuperándome. 


Pasadlo bien. Andrés

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