jueves, 3 de julio de 2014

LAS SS Y LOS MISERABLES



No quiero recordar a las SS de Hitler ni a Los Miserables de Víctor Hugo. Quiero contaros de nuestra Seguridad Social, que se reparte en tantas como autonomías tenemos y que, para según qué cosas, tienes mejor o peor suerte según donde caigas. Por eso escribo las SS, aunque yo solo hablaré de la de Madrid. Los Miserables los pongo luego.

Tomando un vino con unos amigos me empezó un cólico de riñón al que fui capeando como pude. No fui capaz de cenar, me acosté, al rato me levanté y me fui al Hospital de El Escorial. Al contrario de otras veces apenas había gente en urgencias, me atendieron al minuto, serían las once. A eso de las dos de la mañana me pasaron a una cama en una habitación para dos que tenía cuatro, con sus cortinas blancas, un biombo y un cuarto de baño que relucía como una patena.

Allí estaba yo como un califa en su harén, hasta me cambiaban alguna  Señora de vez en cuando ¡Como si me resultaran aburridas! Si no me equivoco compartí habitación con seis o siete Señoras, entre ochenta y ciento tres años, muchas venían de Residencias.  Compartimos habitación y compartimos nuestras miserias. Me preguntaba hasta dónde podemos llegar en nuestra miseria y me acordaba de los campos de exterminio nazi y me di por contento y sentí cierto pánico al pensar que con un poco de suerte, algún día, más o menos lejano, iría a parar de allí al tanatorio. Como he oído esta mañana en Radio Nacional, no morimos de belleza, morimos de fealdad y de miseria.
Dejadme que repita frases que sonaron esas dos noches con sus dos días enteritos y que, unidas al ambiente, me hacen pensar:

-      ¿Qué hago yo aquí?
-      Estos hijos…
-     Señorita, Señorita,… quiero orinar… (Este que también tiene sus cosas, se levantó para ir al baño sujetando su especial árbol de Navidad)…Señor ayúdeme usted, póngame la cuña,… (Uno más “cortao” que un pulpo en un garaje) Pero Señora si soy un enfermo como usted, espere que voy a buscar a alguien,…
-  Purificación ¿Cómo está? Todo está bien pero para asegurarnos tenemos que verle el culo, gírese un poquito, ponte los guantes. Ay, ay, ay,… Ya está, ya no la molestamos más. Esto está bien, ya se puede ir, vendrán a buscarla.
-  ¿Cuándo viene la ambulancia? Cuánto tarda. Tranquila mamá ya vendrá.
-      ¿En qué Residencia está? Me trajo Isabel
-      ¿No está con la familia?
-       No me hable de familia, ya vendrá alguno a recoger la herencia.
-      ¡Que te calles! ¡Cállate!

No puedo terminar así esta historia, “despotrico” más de una vez de los funcionarios y políticos parásitos que no dan la talla por vagos, por ignorantes o porque solo miran y esperan el sueldo de fin de mes. Estos que nos han cuidado y que alivian nuestras miserias no están en ese grupo, los habrá que sepan más o menos, pero todos, desde los médicos a los que limpian, pasando por enfermeras, auxiliares, celadores, camilleros y especialistas, a todos estos, que yo he visto y a los que no he visto, tengo que darles las gracias por su dedicación y en especial, aunque me repita, por aliviar nuestras miserias.

Estas miserias nos hacen miserables y nos llevan, poco a poco al tanatorio, igual que el nacimiento y da igual que seas rico que pobre, habremos de pasar por ellas.

Hay otras miserias mucho peores y que las provocamos a conciencia. ¿Habrá algo más miserable que apropiarse de 150 metros cuadrados de tierra de uso público? ¿Qué beneficio tienen mis vecinos de enfrente? Seguro que duermen a pierna suelta, sobre todo ahora que la Urbanización ha decidido dejarles en paz.

Pues sí, hay otra miseria más grande: La de negarse a cumplir con la obligación que nos corresponde, no digo ya si encima nos pagan por ella. Por ejemplo:

-   Todos aquellos que votaron a favor de que se deje a los que se anexionan terrenos de uso público en la Asamblea General de Mojadillas, demuestran tener una miseria mayor que ellos, en especial la Junta Gestora que incita a ello.
- Todos aquellos funcionarios y/o políticos del Ayuntamiento de Valdemorillo que eluden su responsabilidad en este asunto y, lo que es peor, quieren endosarle el muerto a la Urbanización, también demuestran tener más miseria que mis vecinos.

Dicen que Hacienda somos todos, pues miserables también, claro que unos más que otros. Espero que cualquiera que lea esto entienda lo que pienso de las miserias humanas. Yo tampoco me libro, si os sirve de consuelo. Ya sabéis aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.


Pasadlo bien. Andrés

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