Que nadie se espante
por lo que sigue,
solo son palabras sin sentido
de una mente calenturienta
que ha perdido la paciencia.
Dos formas tengo
de decirles lo que pienso:
Enfadado y cabreado
y mandarles al infierno.
O coger el salero y la guasa
y disfrutar de esta farsa.
Dicho lo primero,
intentemos lo segundo,
que luego, dormirme quiero.
Cualquier paisano español,
sabe desde su infancia,
que si de urbanismo se trata,
el Ayuntamiento es el que manda.
Diecisiete Concejales
en esa mesa se sientan,
todos ellos prometieron
lo que luego han olvidado:
Respetar la Constitución
y cumplir con sus mandatos.
Dos funcionarios tienen
para que no se equivoquen
y enmendar los sus entuertos,
cómo este que vengo y cuento.
Sepan vecinos y amigos:
En Mojadillas, mil metros,
cuadrados y de aparcamiento,
anexionados han sido
por seis de aquellos vecinos.
Estos diecinueve señores,
que a esa mesa se sientan,
miran para otro lado
y quieren lavarse las manos,
y yo dejarles no puedo.
Dice un hombre muy entero,
que “solo un hombre valiente
podrá arreglar este duelo”.
He de entender, por tanto,
que en esta mesa del Pleno,
otra cosa, es lo que tenemos:
“Es un juego de pelota
burlándose de este Pueblo”.
Dejen que por un instante
cambie el ritmo de este ripio,
y pase a la prosa sabia
que el Defensor del Pueblo
me manda:
Nº de expediente: 13027442
REGISTRO DE SALIDA 11 de
marzo de 2016 - 16017927
Estimado Sr:
Con
relación a su queja, tramitada con el número arriba indicado, ante la tardanza
en recibir la información que esta institución solicitó al Ayuntamiento de
Valdemorillo, se le informa que con esta fecha se ha solicitado su remisión
urgente.
Una
vez que la Administración la remita, se le comunicará su contenido y las
actuaciones que en su caso procedan.
Le saluda
atentamente,
Francisco Fernández Marugán
Adjunto
Primero del Defensor del Pueblo
Volvamos al ripio:
Este estúpido relato
nació un cinco de septiembre,
en el año de gracia de 1998.
No rima, sirve al cuento,
que pasará a la historia
cómo el más largo,
jamás contado,
en este pueblo serrano.
¡Pobre Valdemorillo!
¡Pobre Valdemorillo!
Y ahora me repito:
Para que quede constancia
de lo dicho,
mañana y por escrito,
a cada uno su copia
en el Registro.
Pasadlo bien. Andrés
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