Empezaban a correr los
años 60, yo cursaba quinto o sexto de aquel bachillerato con reválidas. Nos
daban las clases en la primera planta del Instituto, en Orense, hoy le llaman
IES Otero Pedrayo. Está muy bien haber usado el nombre de un hombre ilustre de las
letras gallegas.
Había en aquél aula una
vitrina con curiosidades. Yo recuerdo tres: Una ampolla de cristal transparente
que tenía dentro unas paletas metálicas, muy finas, sujetas a un eje vertical y que
daba vueltas a medida que lo acercabas a la luz. Había también una minúscula máquina
de tren construida o fabricada en latón, corría por la clase cuando alguno de
los alumnos mayores le ponía alcohol y agua. Pero lo que más llamó mi atención,
en aquellos días, era un cordero, del tamaño de esos que nos ponen en
chuletillas, que tenía dos cabezas, si, si dos cabezas.
Hoy se utiliza esta
palabra para marcar que este o aquel gobierno, de mayor o menor nivel, tiene un
Jefe que no es el que manda en el Partido que le apoya. Estos Jefes se ponen de
los nervios y rezan, unas veces a escondidas y otras con descaro, para poder
ocupar, también, el puesto del que manda en el Partido.
No sé si políticamente
es bueno o no que haya bicefalia o que no la haya. Lo que si se, es que, una
vez que alguien ocupa un puesto en el Poder, aquellos que le han apoyado para
conseguirlo se quedan como “pasmaos”, aprenden a callarse como muertos delante
del jefe si no están de acuerdo con él, es mucho más cómodo y agradable aplaudir
cualquier cosa que haga.
Como esto no me parece
de recibo, creo que la bicefalia estaría bien. Si la hubiera habría una mínima
posibilidad de insinuar, decir, corregir o advertir al que gobierna que se está
pasando en esto o en aquello. Esto que los Jefes, que lo son, lo entienden sin
ningún problema no lo entienden los que no lo son. Por eso, los que no lo son
suelen rodearse de personas con poco criterio, poca formación o poco carácter.
Los que yo llamo sumisos y otros llaman otras cosas.
Esto también ocurre en
los grupos de la Oposición.
No, no me he olvidado Doña
Pilar de los aparcamientos de mi calle que siguen ocupados, perdón, anexionados a las parcelas colindantes por los dueños de las mismas cuyos números son 7, 9, 15, 17, 19 y 21. Espero que el Señor Secretario haya tenido
tiempo de comunicar al Defensor del Pueblo que todo sigue igual. “POLCA MISERIA”
Pasadlo bien. Andrés
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