viernes, 13 de junio de 2014

BICEFALIA



Empezaban a correr los años 60, yo cursaba quinto o sexto de aquel bachillerato con reválidas. Nos daban las clases en la primera planta del Instituto, en Orense, hoy le llaman IES Otero Pedrayo. Está muy bien haber usado el nombre de un hombre ilustre de las letras gallegas.

Había en aquél aula una vitrina con curiosidades. Yo recuerdo tres: Una ampolla de cristal transparente que tenía dentro unas paletas metálicas, muy finas, sujetas a un eje vertical y que daba vueltas a medida que lo acercabas a la luz. Había también una minúscula máquina de tren construida o fabricada en latón, corría por la clase cuando alguno de los alumnos mayores le ponía alcohol y agua. Pero lo que más llamó mi atención, en aquellos días, era un cordero, del tamaño de esos que nos ponen en chuletillas, que tenía dos cabezas, si, si dos cabezas.

Hoy se utiliza esta palabra para marcar que este o aquel gobierno, de mayor o menor nivel, tiene un Jefe que no es el que manda en el Partido que le apoya. Estos Jefes se ponen de los nervios y rezan, unas veces a escondidas y otras con descaro, para poder ocupar, también, el puesto del que manda en el Partido.

No sé si políticamente es bueno o no que haya bicefalia o que no la haya. Lo que si se, es que, una vez que alguien ocupa un puesto en el Poder, aquellos que le han apoyado para conseguirlo se quedan como “pasmaos”, aprenden a callarse como muertos delante del jefe si no están de acuerdo con él, es mucho más cómodo y agradable aplaudir cualquier cosa que haga.

Como esto no me parece de recibo, creo que la bicefalia estaría bien. Si la hubiera habría una mínima posibilidad de insinuar, decir, corregir o advertir al que gobierna que se está pasando en esto o en aquello. Esto que los Jefes, que lo son, lo entienden sin ningún problema no lo entienden los que no lo son. Por eso, los que no lo son suelen rodearse de personas con poco criterio, poca formación o poco carácter. Los que yo llamo sumisos y otros llaman otras cosas.

Esto también ocurre en los grupos de la Oposición.

No, no me he olvidado Doña Pilar de los aparcamientos de mi calle que siguen ocupados, perdón, anexionados a las parcelas colindantes por los dueños de las mismas cuyos números son 7, 9, 15, 17, 19 y 21.  Espero que el Señor Secretario haya tenido tiempo de comunicar al Defensor del Pueblo que todo sigue igual. “POLCA MISERIA”


Pasadlo bien. Andrés

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