Enredando en el ordenador me he encontrado con esto que escribí en el invierno del 2009. Veo que no hemos cambiado nada.
En más de una
ocasión me he sentido molesto cuando alguien descalifica a los votantes o a los
afiliados del Equipo de gobierno. Con razón o sin ella me he sentido “pinchado”
por alguno de esos comentarios y he reaccionado con mejor o peor fortuna.
Como quiera que, en
mi opinión, cada palo debe aguantar su vela, me ha dado por pensar sobre la
culpabilidad o no de los afiliados o los votantes en las actuaciones de los
Equipos de Gobierno, dicho sea de paso a todos los niveles.
Si vamos al
principio de las cosas, mal que me pese, puedo entender que si los que nos
gobiernan están ahí, lo es por nuestros votos y se nos puede considerar
responsables de sus buenas o malas actuaciones, en según que medida.
Por otro lado, si
lo hacen bien, podemos sentirnos orgullosos de haberles votado y además nos
beneficiaríamos todos de los buenos resultados de su gestión y debiéramos
agradecerlo. Haríamos mal si nos quisiéramos atribuir una pizca de su buen
hacer o apropiarnos de un ápice de su mérito. De la misma forma, si lo hacen
mal, todos pagaremos las consecuencias de su falta de criterio, de su mala
gestión y de sus errores, pero no debemos culparnos por ello, ni culpar a los
votantes del contrario si son de ellos los que gobiernan.
Así pues, disculpo
a los votantes y afiliados de uno y otro lado y hago recaer el mérito y la
culpa de cualquier cosa que ocurra en aquellos que ocupan el poder. Mi
sensación personal me dice que una vez que han cogido la batuta, se olvidan de
los votantes, de los afiliados y de todo. Hay excepciones, muchas, claro está. Sin
embargo, en muchos casos parece que intentan gobernar de manera que lo que
hagan les de a ganar más votos, parece que la intención sea la de seguir en el
puesto. En cada actuación se analizan con mucho cuidado los posibles resultados
de la misma mirando siempre a las siguientes elecciones. Solo hay que ver lo
que hacen cuando les toca una patata caliente. Se pueden tirar años chuleándose
de todo el mundo. No digo ya, si al coger esa patata caliente se dan cuenta de
que está haciendo racimo con otras cien. En esos casos al patatero ya le pueden
dar vaselina. Se olvidan de la
Justicia , del juramento, de la Constitución y no se
cansan de pasar la patata caliente de unos a otros, de una administración a la
otra, de los Servicios técnicos a la Secretaría , de un funcionario a otro. Por cierto
¿Por que los funcionarios admiten tanto trajín?
¿Alguien cree que
los votantes, entre elecciones, pueden influir realmente en la actuación o en
las decisiones del que gobierna? Ni con huelgas generales. A parte del recurso
del pataleo, solo puede esperar a las siguientes elecciones y solo, si el
desaguisado ha sido muy grande, puede vengarse y probar fortuna con otra gente.
¿Qué le pasa a los
afiliados? Pues lo mismo, han sido utilizados para hacer campaña y luego… Han
sido muy listos los partidos políticos, unos lo camuflan y otros no, pero en el
fondo se hace lo que dice el jefe, que ya ha olvidado que lo es por que así lo
quiso la base. ¿Por qué existen, si no, las listas cerradas, la disciplina de
partido y la disciplina de voto? ¿Quién se atreverá a replicar al jefe sabiendo
que lo pueden quitar de la foto? Desde luego, no los que albergan la esperanza
de aparecer en una lista con un sueldo o la posibilidad de un puesto de
trabajo, aunque sea temporal. Ese pequeño grupo de personas forman una barrera
de protección que me imagino difícil de romper.
Me pregunto ¿Por
qué los Presidentes de los partidos lo son también de los Equipos de Gobierno?
Veo que eso ocurre a todos los niveles: Municipal, Autonómico y Nacional ¿No
sería más lógico que fueran personas diferentes? ¿Cómo, si no, los partidos
pueden influir en los Equipos de Gobierno que ellos han apoyado? La primera vez
que escuché un Debate del Estado de la Nación , me llamó la atención que, después de la
intervención del Gobierno, intervinieron todos los grupos políticos y después
el partido del Gobierno, como un partido más, claro que no era independiente
del Gobierno, por eso también aplaudía.
¡Pobres votantes y
afiliados! Somos carne de cañón.
¡Que
mal día tengo! Debe ser el frío.
Pasadlo bien. Andrés Matas Martínez
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