miércoles, 27 de abril de 2016

CINISMO POLÍTICO



Estoy convencido de que todos los seres humanos tenemos un determinado tanto por ciento de cinismo en nuestro ADN. Lo del “ascua para mi sardina” es un dicho, o un refrán o una frase que refleja bastante bien el egoísmo y el cinismo del ser humano. También aquella otra “ande yo caliente y ríase la gente”. Esta última se la aplican muchos políticos, desde los Ayuntamientos al Congreso de los Diputados.

Y dijo Carmena algo así como:

“El aborto no es matar bebés”.
Y se quedó tan fresca.

Tan fresca cómo los que se sientan en la mesa del Pleno del Ayuntamiento de Valdemorillo que, cuando se les pregunta por los temas de urbanizaciones, contestan que el asunto es complicado, que lleva muchos años, más de cuarenta, que se lo han encontrado así, que no saben qué hacer y que hacen lo que pueden. Y luego tienen el atrevimiento de cobrar a final de mes.

Ya ves Carmena, estos tampoco matan bebés, pero abortan cualquier posibilidad de entendimiento entre el Ayuntamiento y los vecinos de urbanizaciones, más de la mitad de los empadronados.

Tal como yo veo las cosas, desde el momento en el que el óvulo es fecundado, tenemos un posible ser humano, siempre y cuando llegue a buen término. ¿En qué instante del desarrollo de este “no bebé” empieza a repugnarnos su aborto?

Al igual que con “la ejecución de una condena a pena de muerte”, son dos preguntas que me he hecho más de una vez. En este caso me parece más fácil la respuesta, creo que no sería capaz de trabajar de verdugo, por lo tanto no soy partidario de la pena de muerte, antes si lo era. Se ve que uno madura, aunque sea muy despacio.

En el caso del aborto ya no lo tengo tan claro como Carmena. Personalmente pienso que a lo largo de la historia “se han matado muchos bebés” con el aborto, con esta ley, con la anterior o sin ley alguna. El control de la natalidad ha existido siempre justificado por mil razones diferentes. Yo considero que siempre el egoísmo personal o social lo ha justificado. Cuando la sociedad no lo ha justificado pobre de aquella mujer caída en desgracia y pillada.

Los anticonceptivos, las pastillas del momento o los preservativos de cualquier tipo parece que solo repugnan o rechazan aquellos cuya moral, en muchos casos religiosa, lo incluye en su “catecismo”. A pesar de lo antinatural que me pueda parecer, lo de la píldora del día después, quizás sea lo menos dañino moralmente. Después de eso yo rechazo cualquier intervención, más o menos, quirúrgica. Como en toda regla, “siempre habrá excepciones”.

En una sociedad como la de hoy, en la que hay tantísima información, me resulta incomprensible que se llegue al aborto en el grado actual al que se llega.

Dicho esto, no se me ocurre acusar, ni perseguir, ni siquiera señalar a la mujer que haya tenido que pasar por tal circunstancia. Al contrario, yo acuso a esta sociedad nuestra por no ayudar a tope, a las mujeres que se encuentran en esa encrucijada de tener que abortar porque las circunstancias de la vida le hayan sido o le sean adversas.

Lamento que los cabreados con razón de estarlo, que la tienen, hayan optado por votar la gente que tú defiendes como la asaltadora de capillas, el chistoso de humor negro, historiadores especializados en cambiar nombres de calles, titiriteros educadores de niños, matones de policías y concejales, etarras y similares,...

Lo siento Miguel, a mí me quieren tomar el pelo, lo que hacen contigo no tiene nombre.

NOTA: Lo siento, hoy no tengo el alma para fotos, ni siquiera para poneros un muro.


Pasadlo bien. Andrés

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