Si no estoy mal informado, fue Felipe González el que la implantó. Creo
que con bastante buen criterio. Al fin y a la postre, una plaza concertada le
cuesta al estado, es decir, a todos nosotros, la mitad que una plaza
concertada.
Recuerdo una reunión en el Instituto de Valdemorillo, hace tantos años que he perdido la cuenta. En
aquella ocasión, casi me fui avergonzado, se me ocurrió contar que cuando tuve
medios para pagar una concertada a mis hijas, dicho sea de paso, de monjas, lo
hice y cuando no tuve las llevé a la Pública. Poco menos que me dieron a
entender algo así como: ¡Qué bien! ¡Aprovechado!...
Por
primera vez en mi vida sentí vergüenza de la Enseñanza Pública, por lo menos de
la que les habían dado a algunos de aquellos que estuvieron en aquél acto.
Lo
que está pasando en Valencia me parece demencial. Deben ser ricos o ¿Es que ese
exceso de gasto se lo vamos a pagar el resto de los españoles? Que yo sepa,
están pidiendo más financiación autonómica ¿A qué viene el querer gastarse el
doble en las plazas que tendrían que implementar para los que iban a la
concertada? Esto sí que es una “caloret”, pero sin traca. Tú, Rita, no hubieras
permitido esto, nuestros compañeros tampoco, lástima que estemos en minoría por
culpa de unos cuantos sinvergüenzas. Supongo que los votantes del PSOE valenciano
estarán encantados con su Don Ximo, discípulo de su Don Pedro ¿No? Pues lo
parece.
Solo
he hablado de dinero. ¿Qué pasa con el nivel educativo? Yo llevé a mis hijas a
un colegio concertado por dos cosas: Una de ellas la disciplina y la otra la
educación religiosa. Las dos cosas me parecen necesarias en esta vida. Luego,
supongo que en todas partes habrá profesores que se merezcan el título y otros
que no, pero me atrevo a decir que en los colegios concertados hay una mayor
exigencia, eso no quita que haya colegios concertados que si tú pagas apruebas,
en lo público habrá algo parecido y no me digáis que no.
Ya quitaron las
reválidas. Me cuesta
creerlo, les van a dar un título de no sé qué. Están locos y los que aprueben
estas normas deben estar comprados por alguien que solo pretende convertirnos
en mano de obra barata. ¿Cómo podemos ser tan torpes que caigamos en esta
trampa? Parece mentira que las santas izquierdas hablen tanto de igualdad educativa
y desdeñen la excelencia. Yo así lo entiendo: Regalas los aprobados, pues consigues burros, luego pretenderás que los
que pasan sin saber ganen igual que los que se sacrifican y dedican un mayor
esfuerzo a su formación.
¿Dónde
está la valoración del mérito, del esfuerzo…?
Esto
es cómo lo de las becas, no se pueden dar a cualquiera. Naturalmente que, en
igualdad de condiciones académicas, hay que dárselas a los que menos medios
económicos tengan, pero hay que exigir
un nivel académico mínimo para recibirlas.
Decía
mi padre, que en paz descanse: “Los
árboles hay que enderezarlos desde pequeños”. Si desde el principio dejamos
que los niños no valoren su esfuerzo, por naturaleza y salvo raras excepciones,
se irán por el camino más fácil y cómodo, me voy yo y ya tengo setenta y tres
¿Cómo no se van a ir ellos? En esto de los estudios, los niños no valoran, en
su justa medida, el hecho de pasar de curso con una o dos suspensas. Nosotros
si entendemos, o debiéramos entender, que pasar con algo suspenso o cogido por
los pelos significará que en el curso siguiente tendremos menos tiempo para lo
nuevo, arrastraremos una carga que nos será difícil de llevar.
¿Qué
razones se dan para suprimir las rebálidas? Las rebálidas, siempre implican un
esfuerzo mayor, por ello, también implican una responsabilidad mayor y los
niños lo saben, pero, si las quitamos, les estamos suprimiendo un paso en el que ellos
deberán medirse a sí mismos. Personalmente
me parece una barbaridad. Lo mismo que suprimir los deberes para casa, otra
cosa es que tengan que ser medidos y adecuados al curso en cuestión.
Pasadlo bien. Andrés
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