Disfrutando del relax que me produce la visión
paradisiaca de las “vaquiñas” de mi amigo Jesús, el asturiano, el que tiene un
hórreo típico de Asturias, la única tierra no conquistada por los moros, según
dicen, me dispongo a escribir mi segundo cuento, esta vez dedicado a tres personas
que pueden, si dejan de hacer el tonto y se ponen a pensar en España y que se
llaman Mariano, Pedro y Albert, deshacer este entuerto. Perdonadme la
confianza, al fin y al cabo esto es un cuento y vosotros habéis nacido por un
sitio muy parecido al de los demás.
Erase una vez que se era
un país llamado España.
Peleón por naturaleza y sin embargo la primera nación europea, creo. Después de
una guerra civil, vino una transición modélica y envidiada en todo el mundo. Ahora,
después de cuarenta años de “democracia”, gobernados por un bipartidismo, PSOE
Y PARTIDO POPULAR,
que no ha pensado más que en mantenerse alternando y pactando con
independentista de tres al cuarto, aparecen “partidos nuevos”.
CIUDADANOS y PODEMOS. Estos dicen que traen una política nueva.
¡Hombre!
Los señores de C´s todavía, aunque yo todavía no sé muy bien a qué
juegan. Los otros los de PODEMOS, son harina de otro costal. Las cosas que yo
le he oído a Pablo Iglesias son parecidas a las que he oído a mis mayores que
vivieron los años treinta. Como soy muy simplista digo: Hace tres o cuatro
años, en una charla sobre Calo, una pintora magnífica, que refugió a Trosky en
su casa, hasta que lo mataron, salieron a relucir Lenin y Stalin.
Las ideas de PODEMOS, para mí, que soy un “negao”
político, se basan en estos tres personajes de la historia. Personajes que han
pasado a la Historia por haber asesinado a ochenta o cien millones de personas
en su santa revolución. Estos Señores de PODEMOS, que vienen de
Venezuela y quieren llevarnos a Grecia, se han disfrazado de santos varones con más
tentáculos que un pulpo y han conseguido algo así como sesenta y nueve (69), un
bonito número, diputados en nuestro Congreso.
No soy capaz de
entender que la gente, con la que yo he tratado, que son de PODEMOS, que me
parecen buena gente, apoyen a este Señor descamisado y con coleta para
Presidente de España. No lo puedo entender. Lo siento.
Bueno, esto más que un cuento parece un chisme, pero
nos pone en una dura realidad, este laberinto tiene una salida difícil.
Mi ángel endemoniado me sugiere una salida: De perdidos al
río. Que gobiernen estos de PODEMOS, así, en poco, podremos oír algo como lo
que se oyó ayer en la puerta del Colegio Electoral de Valdemorillo entre una
joven, votante de “SI SE PUEDE” y uno de sus Concejales: ¡Qué tal? ¿Hacéis algo? Pues muy poco, siendo tantos y tan diferentes
apenas se puede hacer nada.
Naturalmente he mandado a este angelillo “a
sepu ñetas”.
Mi ángel tontorrón, más inocente que las alpargatas, me sugiere
otra salida. No me parece mal, claro que haría falta remodelar un poquito la
cabeza de uno de los tres a los que dedico este cuento, dejo a vuestra elección
la elección de la cabeza, valga la redundancia. Los tres de marras tendrían que
ponerse de acuerdo en lo siguiente:
Formar un Gobierno de coalición para ir a unas
elecciones nuevas, dentro de cuatro años con los siguientes deberes hechos:
1º.- Analizar la causa de este patatal electoral que nos lleva a una imposibilidad manifiesta de formar gobierno.
2º.- Modificar la Ley electoral para que esto no pueda
volver a ocurrir. Yo soy partidario de dos modificaciones importantes:
-
Cada persona un voto.
-
Una segunda vuelta entre los dos más votados y que gobierne el que gane con un 51 % de
los votos del Congreso. Creo que de esta manera se evitarían chanchullos en los
despachos y traiciones a los votantes. Esto debiera ser aplicable en las
elecciones Autonómicas y municipales.
3º.- Hacer una Ley que impida a cualquier partido
político, que pregone o propugne cualquier idea relacionada con el terrorismo o
la independencia, formar parte del Congreso. Así como considerar ambas cosas
delito castigado con la imposibilidad de tener un cargo público.
4º.- Ponerse de acuerdo en los cambios que se podrían
hacer en la Constitución para mejorarla y no tocarla hasta que no lo tengan
acordado. En cuatro años hay tiempo.
Y colorín colorado este
cuento se ha acabado.
Pasadlo bien. Andrés
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